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Espectáculos
LA FARÁNDULA
Días de Bieber difíciles de comparar
MATÍAS CASTRO
No hay como ser Justin Bieber para sentirse en la cima del mundo. Es una suposición, claro, pero todo lo que ha ocurrido esta semana da esa impresión. De hecho, todo lo que se ha escuchado sobre este cantante canadiense en los últimos días parece propio de una película de ciencia ficción para cualquier famoso de la región.
Bieber cumplió dieciocho años y, según la revista Times, está en el lugar número treinta y ocho de la lista de las figuras más influyentes del mundo. Llegar hasta ahí con apenas tres años de carrera en las grandes ligas es toda una rareza con pocos puntos de comparación. Lo interesante del dato es que se trata de una lista donde hay figuras de todos los ambientes (el primero es un blogger, pero también están el economista Joseph Stiglitz y la comediante Amy Poehler).
Lo que sucede, por otra parte, es que Bieber está en ese sitio porque es una de la figuras más fuertes en las redes sociales, con millones de seguidores que prestan atención a cada cosa que dice y hace a lo largo del día. Digamos que, en cierto sentido, marca el pulso de la vida de millones de adolescentes en todo el mundo.
Eso es lo que le ha permitido comprar una mansión por diez millones de dólares (¿alguien puede imaginarse un famoso aquí, en Argentina o Chile, que pueda hacer tal cosa con solo tres años de trabajo?) que antes pertenecía a Ashton Kutcher. El mundo del espectáculo de Estados Unidos permite eso y más. Permite, por ejemplo, que Bieber sea endiosado como muy pocas figuras más. Un buen ejemplo es cómo su manager aprovechó para irrumpir en una entrevista en vivo en la televisión y regalarle un auto de lujo ante las cámaras. Otro ejemplo es cómo una gran cantidad de famosos se juntaron para festejar con él y le dejaron ganar un concurso de baile para que se sintiera bien.
El nivel en el que se encuentra tiene muy pocos puntos de comparación, salvo casos puntuales que lo muestran como una excepción.
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